¿Las crisis provocan cambios o no hacer cambios provoca la crisis?

Hacer cambios no es fácil, es normal encontrarte con la duda, con el miedo o la culpa.

A partir de cierto momento parece que lo normal es mantener tu vida lo más estable y lo mas estable a veces significa sin cambios. Si sales de esa regla si tienes responsabilidades familiares o económicas parece ser que el cambio no es bueno, no es lo responsable o no es lo que se espera. Como si en algún momento alguien haya escrito la regla que una vez creas tu propia familia, o compras una casa ya no se espera que cambies de profesión, de país o de estilo de vida.

Esto que nadie dice, pero se siente, se transforma:

Empiezan las dudas por todo.

¿Debería de invertir en mi y dar el paso de reconvertirme a nivel profesional? ¿Es un buen momento económico familiar para ingresar menos, por conseguir algo más?

¿Seré egoísta por querer hacer esto?

¿Cómo les afectará a los niños?

¿Qué va a suponer en nuestra relación?

¿Los km de distancia nos alejarán de la familia?

Miedo a equivocarte y fallar a tu familia.

¿Y si no encuentro un trabajo que gane igual o más?

¿Y si tengo que trabajar más horas?

¿Y si pongo en riesgo nuestra economía?

¿Y si pierden relación con los abuelos por irnos?

¿Y si no nos integramos en la nueva ciudad?

Culpa por que cuando hacemos algo porque nosotros queremos un cambio es como si el egoísmo se hubiera personificado en tu espalda y ahora tuvieses que llevar su peso de por vida.

“Si esto no sale bien, es mi culpa yo elegí un trabajo en otra ciudad”

“Yo he elegido dedicarme tiempo para mi y por eso ahora estudio, ingreso menos y vigilo más mis gastos”

“por mi culpa tenemos que viajar menos”

“Nos fuimos de la ciudad donde están y ahora nos vemos poco”

y así se crean mil razones para que seas culpable del rendimiento de tus hijos en el cole, de que tu pareja deje atrás amigos, de alejarte de la familia, de ingresar menos…

Esto solo son unos ejemplos de la voz interior que puede surgir, y se que es normal sentir todo esto, pero aunque lo se a veces duele, se transforma en angustia, ansiedad o una autoexigencia negativa.

Tengo mi propio plan para minimizar todo esto, hablar mucho en casa, explicar lo que siento, lo que pienso, poner sobre la mesa todas las opciones posibles, y pido en casa lo mismo.

Esta bien responder y preguntar

¿Qué es lo peor que puede pasar?

¿Si pasara eso que podríamos hacer?

¿Esta decisión como afecta a mi familia?

Y también preguntar al otro ¿En que te puede afectar esta decisión?

Los cambios son un vacío de posibilidades que al cerebro no le gusta, el cerebro busca la supervivencia ante todo, por eso le es más fácil lo que conoce, aunque no sea lo mejor. Por ello creo que me funciona también hacerme preguntas a futuro, no rollo controladora loca ( o sí jajaja), más bien tomar decisiones con todas las alternativas valoradas. Y creo que la única forma de que esto suceda, es siendo consciente de los cambios que necesitas.

De lo que más me alegro es de no esperar a tener una crisis o estar en un punto critico cuando he tomado una decisión. Y ¿Cómo se que no es una crisis? Por que intento no llegar al extremo, no quiero quemarme en una relación, en un trabajo, en un rol personal.

Auto-observación, espacios donde puedo ver como estoy. La meditación, los paseos conscientes, el diario de agradecimientos, mi diario o cuaderno de journaling, mis rutinas.

Creo fielmente en la idea del desarrollo personal como un grupo de herramientas que puedes usar a lo largo de tu vida. El acompañamiento a través del coaching es como la lógica al hacer cambios. El autoconocimiento como herramienta para la toma de decisiones.

Por esto me gusta tanto acompañar. Nunca es pronto o tarde para empezar.

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