Yo y mi amor propio
Hace años empezó a ser atractivo para mí comprender como se forma la autoestima y como está varía a lo largo de tu vida. Sí como varía, porque yo parto de la premisa de que la autoestima varía.
Si le preguntamos a mí entorno como creen que es mi autoestima (yo lo he hecho) la mayoría te dirá que buena, que tengo buena autoconfianza, que he trabajo mucho en mi autoconocimiento, que tengo definido mi autoconcepto.... Y sí quién te contesta es alguien muy cercano te diría que de vez en cuando lucho con mi seguridad, porque no siempre hay síndrome de la impostara y alguna vez será que no soy buena en esto o en lo otro. También dirá que suelo tener que modular la autocrítica para que esta no arrastre mi autoconcepto a las sombras más oscuras. Ah! También te podrían decir que a veces no me quiero lo suficiente, y que para poder hacerlo he aprendido que:
La seguridad se alimenta repasando las cosas que han salido bien y agradeciéndome todo aquello que he hecho y buscando la respuesta a ¿Qué positivo me trajo la vida cuando hice X?
Que para verme con unos buenos ojos lo más importante ha sido bajar la intensidad a la autocrítica y darle voz a la autocompasión ( yo lo dejo en la frase obsérvate con los ojos con los que miras a una buena amiga)
Para saber qué quiero, necesito espacios seguros conmigo misma y preguntarme ¿Qué quiero? ¿Para que quiero X?
Reajustar mi DAFO, en cada decisión importante, vamos para pedir el plato del menú no, sin embargo para elegir un cambio laboral sí.
Mostrarme que me quiero consiste en darme espacio de disfrute: autocuidado consciente. Espacio para estar con amigas, poner límites, regalarme un día para hacer cosas que me gustan: ir a la montaña, leer, bordar o pasear por el centro de la ciudad; Escribir un diario de agradecimientos, meditar, ir a terapia, regalarme una sesión de spa, cocinar algo que me guste...
Respetarme empezando por ponerme y ser consciente de los limites que me pongo: soltar lo que no es mío, evitar las relaciones tóxicas o alejarme de forma consciente de ellas, mis valores como brújula para mis decisiones ( cuando filtro los objetivos o las decisiones por mis valores acierto siempre)
Espacio para el cuerpo, entender como me habla, que es esa sensación de expansión en el pecho, por que se me encoge en estómago, a que viene esas sensación de "corazonada", Todo esto parte del subconsciente e incluso del inconsciente y saber que me viene de ahí me ha ayudado a saber cuando tengo miedo, cuando quiero tomar una decisión u otra, cuando estoy segura de algo, es decir, vivir asociada a mi cuerpo.
Aceptarme:
No soy un ser de luz ni la peor persona del mundo.
Soy una persona con sus heridas y sus victorias.
Soy alguien que se enfada y eso está bien.
Quiero mucho y tengo una gran empatía así que debo recordarme que primero he de estar bien yo.
Lloro aunque no me guste y me emociono y lloro más de lo que alguna vez hubiese querido.
No soy buda me cuesta entender tener que vivir ciertas cosas.
A veces estoy triste.
Me cuesta sentirme cómoda en grupos sociales grandes.
Me gusta desarrollar mi parte espiritual.
Me cuesta las conversaciones vacías y prefiero bailar que hablar de cosas que no son relevantes.
No soporto las criticas y los juicios.
Y así mil cosas más.
Quiero a quien soy y como soy, y aún así no ha sido fácil.
No sé si alguien llegará a rozar una autoestima de oro sin que está se convierta en un ego cuestionable, pero si quiero que sepas que la autoestima se aprende a gestionar, que se mejora, que se comprende y que si la autoestima que te acompaña en la vida es buena la calidad de tu vida es buena.
Por eso he creado mi programa 21 días de amor propio como regalo para que te des la oportunidad de amarte como te mereces.
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